Lejos estaba de imaginarse Saúl Álvarez lo que le esperaba la noche de ayer en Las Vegas. Foto: Facebook
Por Rubén Rodríguez Osorio
"No hay quien me gane", frase de Saúl Álvarez que perdió toda credibilidad ante Dmitri Bivol, el ruso quién le dió una clase de boxeo al "Canelo" y lo derrotó por decisión unánime en Las Vegas, Nevada.
Se acabaron los rivales a modo y ahora el boxeador mexicano se topó con un rival de mucho mejor nivel que sus anteriores contendientes, y el ruso exhibió las carencias del boxeador tapatío, quién al ver que no podía ejercer ninguna superioridad empezó a denotar desesperación y falta de recursos para salir adelante, situación que al final lo encaminó a la derrota.
No faltará quien diga que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano, pero lo que se vio en Las Vegas no fue más que la realidad de Saúl Álvarez, un boxeador limitado, con poca técnica como boxeador, que simplemente había encontrado rivales de poca monta y que ahora que las ventajas, que alguna vez él tuvo, se volvieron es su contra, ya que se enfrentó a un rival rápido y muy técnico al que no supo cómo enfrentar, no le dió una paliza, pero sí exhibió el poco nivel de verdadera calidad que tiene el "Canelo'.
A Saúl Álvarez no le quedó más que reconocer que su rival era muy bueno, pero le faltó decir que lo superó de principio a fin en una pelea que el mexicano pensó antes de tiempo que tenía ganada. La soberbia fue otra situación que marcó el destino de esta pelea, pero esperemos que sirva para que el tapatío ponga los pies en la tierra y no repita esa frase de "no hay quien me gane". Quien haga eso tal vez no sobra, pero de qué los hay, los hay.
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